Toda materia o energía en el mundo está constituida por elementos. Desde un objeto mundano, pasando por la manifestación de un hechizo mágico, hasta los propios recuerdos están compuestos de uno de los seis elementos.
Los elementos naturales son aquellos que componen la mayoría de objetos inanimados y fenómenos naturales. En cuanto a magia se trata, los hechizos de elementos naturales son los más sencillos de manifestar.
El ki (o chi, o a veces también llamado alma) es el aliento de la vida, presente en todas las cosas vivas: animales, humanos o dioses. El ki se encuentra siempre en un balance entre dos fuerzas: la luz y la oscuridad. Cuando el ki se manifiesta en el Plano Terrenal, rara vez lo hace en forma balanceada y solemos referirnos a él como su componente mayoritario: luz u oscuridad.
La luz suele asociarse con los estados de ánimo positivos y la curación, mientras que la oscuridad suele asociarse con los estados de ánimo negativos y el daño.
A diferencia de los mortales, cuyo ki fluctúa en reflejo de su estado de ánimo y su comportamiento, los dioses y los servidores se encuentran en un equilibrio inmutable que muchas veces permea a su doctrina.
Los elementos forman una cadena, en la cual cada uno de los elementos es poderoso contra uno y débil contra otro. La manera más sencilla de recordar esta cadena elemental es con el siguiente mantra:
Además, la Luz y la Oscuridad son contrarios entre ellos.