El Pacto es el nombre por el cual se conoce el ritual realizado por los Magos del Círculo para crear un ejército de soldados inmortales que les protegieran y les sirvieran hasta el fin de los tiempos.
Fue Solaris Astra el primero en proponer la creación de un ejército regular para defender los intereses del joven círculo, que empezaba a tener un nombre y había comenzado a levantar sus primeros enemigos. Al igual que otros proyectos, como la creación de un ejército de Harvlists, El Pacto fue rechazado por el sector más moderado del Círculo que se negó, desde un principio, a convertirse en una fuerza armada. Pero los atentados contra la vida de algunos de los miembros del Círculo, los ataques y asesinatos de sus agentes y las constantes increpaciones y acusaciones de sus enemigos hicieron que, finalmente, el Círculo de Magos optara por la creación de un cuerpo de guardaespaldas que se encargaran de proteger a los simpatizantes del Círculo.
Para el ritual del Pacto se utilizó un nodo físico construido en Plata de Luna y protegido por un millón de sortilegios defensivos. Dicho nodo fue forjado e imbuido en una laguna de Centello en la Cueva de los Milagros, donde fue pulido y grabado con símbolos rúnicos y donde fue imbuido durante 12 días y 12 noches por el poder de los 12 Magos del Círculo hasta consolidar lo que hoy se conoce como La Runa del Pacto. El efecto de dicho ritual permitía atar los cuerpos astrales de los servidores del círculo a La Runa del Pacto, permitiéndoles volver de la muerte, independientemente de las heridas sufridas o de las causas de la misma. La mera creación de un ejército inmortal sembró el terror entre muchos de los detractores del Círculo, haciéndoles huir y esconderse.
Los primeros que se convirtieron en servidores del Pacto y ataron sus vidas a la Runa fueron los paladines de Solaris Astra, seguidos muy de cerca por los canalizadores de Tara Galveila y los magos de combate de Leonard Dynast. Todos los Caballeros del Pacto ofrecieron voluntariamente su vida para servir al Círculo por toda la eternidad. La Runa tenía la capacidad de traer de vuelta su alma y depositarla dentro de un nuevo cuerpo cada vez que el poseedor moría.
Al empezar la Guerra de la Ascensión, los Magos del Círculo pertenecientes a la Garra del Dragón y los Neutrales, decidieron imponer un sello sobre La Runa del Pacto para impedir que los Caballeros fueran usados como herramienta para la guerra. Tras la imposición del sello, los sirvientes del Pacto dejaron de poder resucitar, aunque sus almas permanecen atadas a medio camino entre los planos, esperando poder regresar. La mayoría de los Caballeros del Pacto desertaron antes de que sus heraldos les obligaran a morir y a quedar encerrados para siempre. No obstante, algunos de ellos siguieron luchando e incluso siguen sirviendo como guardaespaldas a los magos a los que juraron servir.