Los sidhe son criaturas humanoides descendientes de los Kaar, que habitan en su mayoría en el Nuncamás y componen la inmensa mayoría de los Fae.
Los sidhe descienden de los Daoine: los 13 Kaar que Séldim abandonó en el Nuncamás cuando la diosa se convirtió en guardiana del mundo onírico. Estos Kaar fueron afectados por la magia del semiplano y se convirtieron en los primeros Sidhe, dando lugar a la especie en su totalidad.
Las razones por las que Séldim abandonó a estos trece individuos cambian dependiendo la versión de la historia que se escuche, pero en general se coincide en que cometieron algún tipo de engaño que no gustó a la diosa, así que los dejó atrás y los maldijo para que nunca más pudieran volver a mentir.
Los sidhe, al igual que su semiplano, son criaturas traicioneras y muy pronto empezaron las rencillas y los conflictos internos. Estas rencillas se culminaron con la creación de las cortes feéricas, una suerte de gobierno aristocrático que rige sobre el Nuncamás y sus habitantes. A más alto el poder de una Sidhe, más arriba en la corte se encuentran.
Los sidhe varían enormemente de tamaño y forma, siendo criaturas mágicas su apariencia cambia con su poder. Algunas tienen alas que les permiten volar y otras pueden teletransportarse cortas distancias utilizando la umbra. Aunque sus facciones son variadas, la gran mayoría decide adoptar formas más menudas y suaves, más cercanas a las de sus antepasados, los Kaar.
Aunque se considera a los sidhe una raza mortal, no expermientan senescencia ni pueden morir de viejos. Como muchas criaturas mágicas, los sidhe se reproducen mediante magia, desprendiendo una parte de su ser para crear a su descendencia; no es raro que esta descendencia se cree robando retoños de otras razas mortales e insuflandolos de los poderes del Nuncamás, creando un individuo que es más sidhe que otra cosa y que rara vez se preocupa por descubrir quienes son sus progenitores biológicos.
Los sidhe tienen acceso, en mayor o en menor medida, a una magia propia del plano del Nuncamás conocida como Glamour, un tipo de magia de la ilusión muy poderosa y dificil de discernir, cambiando a las sidhe físicamente para aparentar otras personas.
Como muchas criaturas del Nuncamás, los sidhe son débiles al hierro frío y sufren grandes dolores en contacto con estos y siendo incapaces de utilizar sus poderes mágicos en su presencia.
Los sidhe poseen su propia moralidad, completamente ajena a los conceptos como el bien y el mal. Para los sidhe, el prestigio, la belleza y el poder son pilares indiscutibles del ser y prefieren morir a ser humillados.
La mayoría de sidhe jóvenes son bromistas y curiosos, adorando los juegos, los retos y las apuestas. A medida que crecen, los sidhe parecen coger cierto gusto por realizar tratos con otros Fae y mortales, retorciendo los términos y las condiciones para crear situaciones favorables para ellos. Los sidhe más antiguos y poderosos, se aventuran al plano Terrenal rara vez, concentrando sus días en tejer redes de influencia en la corte de su elección.
Los sidhe no creen en posesiones materiales como tal y no ansían el oro ni las riquezas, en vez de ello, los sidhe cuantifican su valía mediante su influencia, en la cantidad de favores que les son debidos y en la cantidad de siervos mortales en sus dominios, a los que engañan para aceptar tratos de servidumbre que duran, en algunos casos, hasta la muerte del individuo, y donde suelen trabajar como sirvientes, artistas y soldados. A pesar de que las sidhe adoran el arte, para ellas su valor es transitorio, prefiriendo las interpretaciones en directo que en acumular cuadros y esculturas, aunque también lo hacen.
Al no poder morir de causas naturales, los sidhe contemplan la muerte de sus sirvientes mortales como un acto egoísta que les impide seguir sirviendo y más como un molesto inconveniente que como una tragedia.
Los Fae no pueden mentir, no está en su naturaleza. Esto los convierte en criaturas bastante crédulas de buenas a primeras, a las que les cuesta mucho entender que han sido engañados, pero que demuestran una inusitada visceralidad y violencia una vez comprenden la situación. Suele decirse que mentir a un Fae es una forma muy rápida de perder varios dedos de una mano.