Los duendes son los hijos mestizos de los elfos y los fae. Suelen vivir en el Nuncamás y son tan comunes que se han convertido en un habitante más de las cortes feéricas.
Aunque su origen es incierto, cuenta la leyenda que los primeros duendes aparecieron cuando una antigua Sidhe se encaprichó de un rey elfo y, haciéndose pasar por su mujer, lo visitaba cada noche. Las tretas que usaba para engatusar a la mujer real cambian en las diferentes versiones del cuento, pero todas terminan con la mujer percatándose de que algo anda mal y atrapando a la hada utilizando clavos de metal frío. Tras esta confrontación, la sidhe es desterrada de vuelta al Nuncamás, donde procede a criar las decenas de hijos que ha engendrado con el rey, uno cada noche.
Sea o no cierta esta versión de la historia, los duendes nacen de la unión de Sidhes que se hacen pasar por elfos y procrean con ellos. Ya sean para ser criados en el Nuncamás o por sus padres élficos como mestizos.
Los duendes son criaturas de baja estatura, en torno al metro y veinte. De grandes orejas puntiagudas, pelos de tonos naturales entre marrones y verdes y facciones suaves. Los duendes tienen una corta esperanza de vida, de apenas 50 años y alcanzan la madurez en torno a los 8 años.
Como otras criaturas del Nuncamás, los duendes pueden desplazarse utilizando la umbra, la sombra del universo, una especie de teletransporte de corto alcance. También como otras criaturas feéricas, los duendes son afectados muy duramente por la tristeza, pudiendo llegar a morir de pena. Otras características propias de las sidhe, como la debilidad al hierro frío o la incapacidad para decir mentiras han desaparecido por la mezcla de sangre élfica.
Los duendes son pequeñas criaturillas alegres que suelen ser risueñas, curiosas y bromistas. Su esperanza de vida es corta, así que viven intensamente y sin perder un segundo, exprimiendo cada vivencia al máximo.
Aquellos que se quedan en el Nuncamás pueden, o bien pertenecer a una de las cortes faéricas o bien permanecer independientes. Por su naturaleza curiosa, muchos duendes se aventuran fuera del Nuncamás para ver mundo, conocer personas y vivir aventuras, muchas veces tan pronto como son capaces de valerse por si mismos. Los duendes son optimistas, creyendo que siempre hay un lugar mejor al que ir, que el futuro les depara mejores experiencias.
Como muchos feéricos, los duendes tienen en su sangre la magia del Nuncamás y suelen decantarse por ocupaciones mágicas y hacen excelentes ilusionistas y encantadores. Por sus raíces naturales, los duendes también se decantan por operar como druidas o guardabosques, siempre de un lugar a otro.
Aunque los duendes pueden mentir y decir sus nombres sin problemas, su cultura nativa del Nuncamás permea en su forma de ser y detestan las mentiras y a los mentirosos, siendo muy difícil volver a ganar su confianza una vez esta se ha traicionado.