La Gran Purga fue un atroz genocidio promovido en el 29DA por Théodor Solaris II y su actual teócrata del Credo de Solaris: Sirius van Reihner.
La medida se promulgó como la solución definitiva a todos los problemas del imperio, acusando a los elfos de ser los causantes de todos los males del imperio y de la cruenta posguerra que estaban sufriendo tras la Guerra de la Ascensión.
La Gran Purga consistió primero en censar y controlar a todos los elfos y semielfos que quedaban en el Credo de Solaris (antiguo Imperio del Sol) y mantenerlos alejados de la población humana.
A pesar de que hubo algunas revueltas, la medida fue bien acogida por el pueblo, sobre todo en las regiones más occidentales, que había sido convencido de que los elfos eran los culpables de todos sus males.
En el 30DA la situación da un giro cuando Alexander Martell, clérigo prior al cargo de la Purga, ordena la ejecución de 700 elfos en las prisiones a lo largo de todo el imperio. En ese punto, la medida se vuelve mucho más sanguinaria, convirtiéndose en una brutal persecución, aislamiento y ejecución de, no solo elfos y semielfos, si no también de aquellos que les ayudaran a huir o esconderse.
Durante los años siguientes, las ejecuciones ascendieron a millares en las fortalezas humanas. Los pocos consiguieron escapar terminaron en las Tierras Agrestes o fueron recogidos por sus familiares en los Bosques de Arnarath.
Durante este tiempo, se crearon algunos grupos ilegales para ayudar a escapar a los prisioneros, llegando incluso a registrarse ataques directos sobre algunas fortalezas del este por parte de miembros de Arnarath. Algunas fuentes sugieren que este fue el auténtico inicio de la Primera Guerra de Arnarath y Solaris.
Véase también: Inquisición Solarita
Cuando ya no quedaron elfos que perseguir, allá por el año 33DA, el teócrata invistió a Alexander Martell como Sumo Inquisidor y fundó el brazo de la inquisición dentro de la Eclesiarquía, encargado de velar por la pureza de sangre del pueblo de Solaris.