País | ||
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Nombre: | El Credo de Solaris | |
Vida: | 25DA - ? | |
Régimen: | Imperio Teocrático | |
Localización: | Luarna | |
Capital: | Equinocia | |
Fundador: |
El Credo de Solaris es el imperio de la luz y la fe. Fundado y dirigido por fanáticos, es un imperio hermético y poderoso. Cruel con el hereje y el impuro y amable con el devoto y el casto.
El imperio del Solaris se encuentra en el continente de Luarna, al sur de la cordillera meridional y al este del desierto de Sándalo. Sus fronteras limítan con las Reinos Agrestes, Alexandría, Lunaris, Sándalo y La Alianza.
El imperio está habitado en su totalidad por humanos.
Los dioses mayoritarios y oficiales son Térion, Haya y Byslán. La religión a Kráster fue añadida en el 69DA.
Fue refundado a partir del Imperio del Sol en el 25DA. Su capital es Equinocia, construida sobre las ruinas de Wasserburg.
La caída del Círculo de Magos y la muerte de los fundadores del Imperio del Sol: Solaris Astra y Arnarath'Naku, supuso la disolución definitiva de los lazos entre elfos y humanos que poblaban el imperio. A partir del 7DA se produjo un fenómeno migratorio conocido como la Escisión, llevado a cabo por aquellos que huían de las devastadas tierras del círculo hacia lugares más prósperos.
Allá por el año 22DA, el descendiente directo de Solaris Astra: Théodor Solaris II, hasta entonces canciller del imperio, se proclama heredero de la voluntad de su padre y funda un movimiento pro Solaris Astra que termina en su proclamación como emperador en el 25DA y en la refundación del imperio como el Credo de Solaris.
Théodor Solaris II encuentra un reino devastado tras la Guerra de la Ascensión, unas tierras estériles y un millar de antiguos enemigos del Círculo que se levantan tras su caída para reclamar venganza.
El fanático emperador decide promover la fe e instaurar un imperio teocrático. En el 25DA, tras su coronación, funda la Eclesiarquía Solarita y pone al mando a su buen amigo Sirius van Reihner como primer Teócrata. En los años siguientes, la doctrina impartida por el Credo se endurece bajo la estricta y atenta mirada de esta nueva organización que vela por la fe de sus habitantes.
En el año 29DA el Teócrata, auspiciado por el emperador, promueve el genocidio conocido como la Gran Purga.
Véase Gran Purga
Véase Conflictos de Solaris
Solaris está regido por la figura absolutista del Emperador Solaris. Dicho cargo es vitalicio y se adquiere por primogenitura cognaticia (las mujeres pueden heredar, pero sólo si no hay varones aptos). Siempre en la línea de sangre del primer emperador honorífico, Solaris Astra. El Emperador siempre sustituye su apellido por el de Solaris y el número de posición en la que ocupó el cargo.
Bajo el símbolo del emperador, existen tres ramas que administran el imperio:
Véase Emperadores de Solaris
Como herencia de las antiguas Órdenes Aliadas de Luarna, que regían el territorio antes del Círculo, el territorio de Solaris se divide en una serie de territorios conocidos como órdenes. Como en un sistema feudal, cada orden toma el cargo de una porción del territorio, que administrara y gestiona en el nombre del sagrado emperador Solaris, a cambio de proteger a sus habitantes de las amenazas. Cada orden funciona de forma autónoma e independiente, tienen sus propias fiestas, impuestos y blasón. No obstante, todas ellas responden ante el emperador y sus agentes.
Cada una de las órdenes está dirigida por un Gran Maestre. Líderes devotos y castos, responden únicamente ante el emperador y tienen el control absoluto dentro de sus feudos. Cada feudo tiene su propio ejército y sus propios Generales para dirigirlo y formarlo. En caso de guerra, el emperador puede llamar a filas a las órdenes, que cederán los generales y todos los soldados al mariscal para llevarlos a la guerra.
Cada orden debe poner a disposición de sus gentes un líder espiritual para cada religión oficial, un Obispo, que se encarga de guiar y cuidar de sus feligreses. Todas las decisiones dentro de la eclesiarquía se toman mediante un cónclave de los implicados, desde la reunión de los clérigos de un templo hasta los magnos cónclaves convocados por el Teócrata que reúnen a todos los obispos y arzobispos del imperio.
Los grandes maestres suelen solicitar la ayuda a consejeros y burócratas variados para que les ayuden a administrar los territorios de la orden ante los designios del alto canciller. Muchas veces se designa una figura para que medie con los burgomaestres de cada una de las ciudades de la orden.
La guardia y la seguridad de las ciudades es potestad de la burgomaestría de la propia ciudad, siendo los guardias independientes del ejército regular de la orden.
El Credo es un imperio que destaca por su inmensa devoción por la fe en los dioses de la luz y en ella suelen basar sus tradiciones y fiestas.
El Credo de Solaris es el imperio de la luz, de la verdad y de la devoción. Por ello, el blanco es el color predominante de toda vestimenta, utensilio o estandarte que se utilice. Otros colores como el amarillo claro y el celeste claro suelen ser complementos comunes para dar algo de vida a las vestimentas, así como toda una variedad de crudos.
Muchas veces, en Solaris se elige una vestimenta dependiendo de la creencia religiosa del portador, decorando los colores claros básicos con pequeños detalles de colores más intensos (Térion = Amarillo, Haya = Celeste, Byslán = Rojo, Kráster = Esmeralda).
Es típico en las tierras del Credo el portar anchas ropas, sobre todo dentro de los cargos de poder. Es típico ver túnicas enormes, camisas de manga ancha y mantos gigantescos. Además, siguiendo con esta asociación del tamaño al poder, los herreros de Solaris son famosos por forjar vastas armaduras de tamaños imposibles y de pesos desorbitados que los militares importantes suelen usar en galas concretas, para luego guardarlas en su armería.
El Martillo de Guerra y el Mandoble son las armas más prestigiosas de Solaris y simbolizan honor y fuerza. El Mazo y la Espada son versiones menores de las armas principales y también gozan de buena fama. Las armas que menos agradan a los habitantes de Solaris son las armas pequeñas como Dagas, las lanzas de su aspecto poco imponente y cualquier arma arrojadiza o de proyectiles que rehúya la nobleza del cuerpo a cuerpo.
Los símbolos que suelen utilizarse en los escudos y símbolos de Solaris son: Sol, Mano(s), Flor de Lis, Armamento variado, Yunques, Ramilletes, Águilas (o Halcones), Cruces, Campanas...
El Credo está compuesto exclusivamente por humanos.
Véase Eclesiarquía de Solaris
Los hombres que habitan Solaris son grandes devotos y adoradores de la Luz. En la teoría, cada persona elige la religión que desea seguir, aunque muchas veces es impuesta por los progenitores. La Eclesiarquía ofrece guía espiritual a los feligreses con unas filas incontables de clérigos, obispos y arzobispos para cada religión, actuando como guías morales y confesores. En muchas poblaciones, sobre todo en las que predomina el credo a un solo dios, estos clérigos tienen incluso más poder que los burgomaestres de la ciudad.
El Señor de la Luz era la religión del propio Solaris Astra, por lo que muchos de los habitantes (en su mayoría) profesan fe por él. Su fe arenga a sus fieles al combate contra la oscuridad y la maldad del mundo, cosa que suelen hacer bastante a menudo.
El segundo dios mayoritario es el señor del destino, su fe es algo más pacífica que la de su mentor Terion, aunque sus clérigos no vacilan en llevar la muerte a los adoradores de la oscuridad.
El señor del fuego, la valentía y la guerra no podía faltar en un imperio tan bélico como Solaris, muchos de sus adoradores son los promotores de las guerras contra los elfos y su dios Meizos, eterno enemigo del Trono en Llamas.
El emperador Magnus Solaris IV, añadió el dios al panteón oficial tras su ascensión al trono. Kráster es el dios de la forja y de la justicia, sus seguidores son hombres de gran moralidad que muchas veces desempeñan la tarea de jueces.
Adorar a otros dioses en Solaris es un asunto complejo. Las leyes dicen que es la eclesiarquía la que dicta las penas y esto provoca mucha disparidad de castigos ante un mismo delito dependiendo de qué religión juzgue al sujeto.
Los habitantes del imperio deben creer en uno de los dioses oficiales y censarse como creyente en el templo más cercano antes e los 12 años. No estar en un censo se considera una falta grave. Los castigos pueden ir desde multas a la ejecución.
Los viajeros pueden tener cualquier dios patrón siempre que no lo adoren en público (esto incluye portar un símbolo del dios, aunque sea oculto). Los castigos a viajeros varían mucho, sobre todo dependiendo de la índole del dios adorado. En general, los adoradores de dioses de la cúpula luminosa son castigados menos severamente que aquellos que adoran a dioses más oscuros. Una vez más, el castigo depende del credo que juzgue al hereje, que va desde conversiones forzadas (con torturas, escarificaciones...) hasta la ejecución.
Los solaritas rehúyen la magia y a los magos. Su fundador, el puro Solaris Astra, fue asesinado por el ansia de poder de los Magos del Círculo. Esta mácula de traición pesa como un estigma sobre los habitantes del Credo, que abominan todo lo relacionado con la magia y sus entresijos.
No obstante, los dirigentes del imperio no son estúpidos y saben que la magia es poderosa y que es tan necesaria para la guerra como el resto de disciplinas. Por ello, el emperador Théodor Solaris II decretó la construcción de una torre de magos en la capital, donde se instruirían, bajo atenta vigilancia de la inquisición, los Teomantes Imperiales, los magos de Solaris. Estos magos crepusculares estudian las magias de la luz para usarla en la batalla y las de la oscuridad para poder combatirlas allá donde la encuentren. Los elegidos para formar parte de esta comunidad, son escrutados muy detenidamente por la inquisición, en busca de pruebas de herejía o de impureza élfica.
La única pena válida en Solaris para un Teomante que se haya demostrado impuro (o cualquier hereje que practique magia sin regulación) es la muerte por decapitación y posterior hoguera.