País | ||
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Nombre: | Kanze |
Vida: | ? | |
Régimen: | Confederación de Tribus | |
Localización: | Mil Lagos | |
Capital: | ? | |
Fundador: | ? |
Descendientes de los colonos Tahiki, emigraron a Mil Lagos a consecuencia de la destrucción que conllevó el Colapso mágico. Fue gracias al especial vínculo que mantienen con los dragones menores que una pequeña minoría de los Kanze pudo desplazarse a la nueva tierra y ahí continuar con la tribu. Actualmente habitan en el suroeste de la región, repartidos por las escarpadas Montañas Láureas, llamadas así por la gran cantidad de bosques de laurel que las rodean.
Los Kanze creen que cuando uno de ellos muere su espíritu escoge un dragón para empezar una nueva vida y así proteger al pueblo de todo mal. Los guardianes supremos de los Kanze son los dragones mayores. La tribu también mantiene un vínculo especial con los dragones menores: los cuida, alimenta, protege y domestica, creando así una unión duradera que a lo largo de siglos que ha ayudado a prevenir la extinción de ambos.
La sociedad de los kanze es matriarcal. Los hombres de la tribu son guerreros y proveen comida y sustento para sus familias y las mujeres presiden el Consejo de la tribu, se encargan de la distribución de las tierras y la comunicación con las demás tribus. Entre ellas, algunas niñas reciben la llamada del Dragón para convertirse en cuidadoras y jinetes de los dragones menores. A partir de entonces son criadas a parte y entrenadas para convertirse en el vínculo sagrado entre los dragones-antepasados y la tribu. Entre otras cosas, llegan a los 15 años, la edad adulta, pudiendo recibir mensajes de los antepasados que guiarán al pueblo y lo ayudarán a anticipar posibles ataques.
A lo largo de su historia, la tribu ha sufrido múltiples invasiones por parte de los Reinos de Acero y de la Marinia y en menor medida por parte de la tribu de los Onek, en todos los casos a causa de su particular relación con los dragones de la región.
Los herreros y orfebres de los Reinos de Acero siempre han ido querido matar a los dragones para poder disponer de sus crestas, usadas para la fabricación de armas. Además, el Virreino de la Marinia y a la tribu de los Onek, que viven sobre todo del comercio y de la piratería, tienen interés en su piel, que tiene propiedades curativas y los ojos, utilizados para predecir el futuro.
Al ser las niñas y mujeres Kanze las únicas capaces de llamar y proteger los dragones menores, los enemigos de la tribu han intentado reiteradamente someterlas e incluso exterminar a toda la tribu para romper su nexo sagrado con los dragones y hacerse con ellos.
Es de especial mención la "Batalla del Abismo", en que miles de vidas fueron arrebatadas y se redujo la población de la tribu de 4000 habitantes a tan solo una docena. Las niñas y mujeres Kanze, rodeadas por invasores, sacrificaron sus vidas saltando hacia el abismo desde las altas y escarpadas montañas para evitar ser capturadas y obligadas a revelar los secretos sagrados que harían de los dragones un animal esclavo. Ese fatídico día solo se salvaron una docena de habitantes que escaparon a lomos de los dragones que los invasores no habían conseguido reducir.
En el día del Abismo las niñas y mujeres que han oído la llamada del dragón saltan de las montañas y los dragones las atrapan en su caída, no sin provocar alguna víctima mortal, reflejo de la sangrienta historia de los kanze.